Bretaña es una de las 13 regiones continentales en las que se divide Francia, se encuentra al noroeste del país y limita con las regiones de Países del Loira por el sureste y de Normandía por el noreste, mientras que los límites del resto del territorio los marca el Océano Atlántico, dotando a esta región de un clima húmedo, templado y con frecuentes lluvias que propician un paisaje espectacular. En Bretaña, además del francés se habla el bretón, su lengua regional de origen celta.
DÍA 1. DINAN - DINARD
Siguiendo con el plan establecido por Rutas Pangea, agencia española especializada en organizar viajes en bicicleta guiados por España y Europa, nuestro viaje comenzó volando desde Madrid hasta Nantes, para después desplazarnos en coche durante unas dos horas de trayecto hasta la localidad de Dinan, ya en la región de Bretaña.
Dinan está considerado como uno de los pueblos más bonitos de la Bretaña francesa, y no es para menos, cuenta con tres kilómetros de murallas, una gran torre del reloj y centenares de casas medievales de madera que se reparten por todo el casco histórico.
El casco histórico de Dinan nos sirvió para tener un primer acercamiento a la gastronomía de la región
De Dinan no nos podíamos marchar sin pasear por su calle más turística, la Rue du Jerzual, que, además de ser la más antigua, era la más importante y es que era la única vía posible para trasladar las mercancías que llegaban del puerto a la parte alta de la ciudad.
Después de pasear por la Rue du Jerzual, visitamos la Place des Merciers y la Place des Cordeliers donde sus casas de madera se han transformado en tiendas y en restaurantes. No dejamos pasar la oportunidad para probar sus sabrosos pescados.
Después de reponer fuerzas, nos vestimos de ciclistas, y cogimos las bicis eléctricas y urbanas que nos tenían preparadas, idóneas para recorrer y conocer de primera mano toda la región gala.
La ruta empezó en el puerto de Dinan, a orillas del río Rance. Siguiendo en dirección a Taden recorrimos el antiguo camino de Sirga y la vía verde de Dinard à Saint-Samson-Sur-Rance, vía muy ciclable y llana, perfecta para disfrutar del entorno. Después de unos 25 kilómetros, 137 metros de desnivel acumulado y algo más de una hora de ruta alternando lluvias y claros pero con una temperatura muy agradable, llegamos a Dinard, localidad que destaca por sus villas suntuosas construidas por familias ricas en 1850 con vistas al río Rance y a Saint-Malo, nuestro destino, pero antes tuvimos que coger un ferry que une ambas ciudades en 10 minutos y con un coste de unos 10€ al tener que transportar las bicicletas también. Una vez en Saint Malo, y de camino en bici al hotel Les Charmettes situado en el paseo marítimo, tuvimos una primera toma de contacto con esta increíble ciudad que nos enamoró desde el primer momento.
DÍA 2. CANCALE - VIVIER-SUR-MER
El segundo día de nuestra aventura por Bretaña comenzó con una visita guiada en español por el centro histórico Saint-Malo, pero antes tuvimos que recorrer en bici el dique que fue construido entre 1883 y 1913 sobre un antiguo banco de arena, siendo éste el único acceso por tierra firme con marea baja. De unos 1.620 metros de longitud, el dique recorre la playa principal y ofrece una agradable vista de toda la bahía de Saint-Malo, su ciudad amurallada y la isla de Cézembre que fue el último refugio del ejército alemán durante la liberación de la zona en la II Guerra Mundial. A lo largo de la playa llama la atención la fila de postes de madera de roble que funcionan como rompeolas y que están enterrados a una profundidad igual o mayor a su altura visible.
Ya en el interior de Saint-Malo y con las bicis aparcadas en la oficina de turismo, recorrimos gran parte de las murallas que rodean al casco antiguo a lo largo de 1.754 metros y que han permanecido intactas desde 1944, visitamos el castillo del siglo XV y que hoy en día es el ayuntamiento, y la catedral de Saint-Vicent cuya construcción duró casi 7 siglos (del XII al XVIII) y que sufrió grandes daños durante la II Guerra Mundial. Desde lo alto de las murallas se pueden observar los fuertes construidos en diferentes islotes y que protegían a la ciudad y también el islote de Grand Bé donde en 1848 fue enterrado el famoso escritor francés François-René de Chateaubriand. Otro personaje ilustre de Saint-Malo es el navegante y explorador Jacques Cartier, al cual se le otorga el descubrimiento de Canadá en 1534.
Bretaña está influida por el océano atlántico en su clima, su paisaje, su historia...
Una vez concluida nuestra visita a esta histórica ciudad, pusimos rumbo en coche hasta la población de Cancale, lugar conocido por sus mariscos y ostras, donde comenzaría nuestra segunda ruta en bici, recorriendo los 20 kilómetros que la separan de la localidad de Vivier-Sur-Mer, un trayecto agradable y sin apenas dificultad por caminos y pistas donde pudimos disfrutar de unas maravillosas vistas de toda la bahía del Mont Saint-Michel y pudimos contemplar desde la lejanía la silueta de la famosa y conocida Abadía del Mont Saint-Michel, perteneciente a la región de Normandía.
En Vivier-Sur-Mer pudimos disfrutar del plato típico de la zona, las ostras, y es que a lo largo de toda la bahía hay numerosos criaderos de este molusco y no podíamos irnos sin probarlo.
Nuestra siguiente parada, y dejando atrás el Océano Atlántico, fue Fougères. Nosotros fuimos en coche pero hay numerosas rutas para poder llegar en bici hasta esta ciudad de casas medievales y calles adoquinadas donde destaca su impresionante castillo, que pudimos conocer con una audioguía en español.
Para poner punto y final al segundo día, nos trasladamos hasta el municipio de Vitré, a poco menos de media hora en coche de Fougères y donde pasaríamos la noche para poder visitarlo en la mañana siguiente.
DÍA 3. VITRÉ - RENNES
Tercer día de viaje en Bretaña, turno esta vez para conocer Vitré. Comenzamos el día recogiendo información en la oficina de turismo para recorrer este bonito pueblo medieval con callejuelas de casas con entramado de madera, y su imponente castillo construido en el siglo XI, que servía de fortaleza para defender la entrada a Bretaña, siendo utilizado hoy en día como sede del ayuntamiento, museo y un claro ejemplo de la arquitectura militar de la época.
Después de conocer Vitré pusimos rumbo a la capital de la región de Bretaña, Rennes, ya que por la tarde teníamos una visita guiada en español por la ciudad, pero antes de comenzar dicha visita repusimos fuerzas en Bretone, un restaurante de Rennes famoso por sus galettes, no puedes irte de Bretaña sin probarlos, es la comida más típica de la región. Las galettes son una variante de las crepes que se hacen con harina de trigo sarraceno y cuentan con diferentes rellenos pero el más tradicional es el de huevo, jamón cocido y queso Emmental rallado, bastante contundentes y de precio asequible, acompañados de una taza de sidra bretona, y si te queda hueco para el postre, prueba las galettes dulces.
Una vez degustadas las galettes y con las energías cargadas, visitamos la capital en la que vimos las numerosas referencias que hay al armiño a lo largo de la ciudad y que aparece en numerosas banderas y escudos de la región. El armiño es un mamífero parecido al hurón y que habitó por toda Bretaña, siendo el símbolo de los reyes, ya que utilizaban su pelaje para hacer sus vestimentas. El armiño es de color blanco en los meses más fríos del año y cambia a marrón y blanco en los meses más calurosos, pero siempre conserva el extremo de su cola de color negro, seña de identidad de este animal.
En Rennes no puedes dejar de visitar el Parlamento de Bretaña, la catedral de Saint-Pierre, sus calles con casas de entramado de madera y la plaza de la Mairie.
DÍA 4. RENNES
El cuarto y último día de nuestra estancia en Bretaña, y antes de coger el avión de vuelta a Madrid, lo dedicamos para seguir conociendo Rennes. Como el tiempo acompañaba y fue el día más soleado de los cuatro que estuvimos, aprovechamos para hacer cicloturismo por la capital y también para recorrer una parte del camino que transita en paralelo al río Vilaine y que se puede coger desde el Roazhon Park, el estadio del equipo de fútbol local. Este camino sirve como desahogo de la ciudad y es utilizado por los habitantes de Rennes para hacer deporte o para pasar el día en familia.
Rennes. Foto: Dequin Nicolas
Regresamos a Madrid enamorados de esta región del noroeste de Francia, encantados con sus pueblos y ciudades, su gente y su gastronomía, con las numerosas rutas que se pueden hacer en bicicleta para conocerlo más en profundidad, con todas las alternativas que existen y con toda la historia que guarda. Seguro que volveremos.
AQUÍ FUE DONDE COMIMOS Y DORMIMOS
Aprovechando nuestra visita a Dinan y antes de comenzar a pedalear por Bretaña, cogimos fuerzas en un restaurante llamado Aubout de la Ligne en la place des Cordeliers, en pleno casco histórico de Dinan y nos sirvió para tener un primer acercamiento a la gastronomía de la región. Probamos el menú del local en el que no faltó el pescado y tampoco el queso. Ya en Saint-Malo nos alojamos y cenamos en el hotel Les Charmettes, en primera línea de playa, con vistas al Océano Atlántico, a los islotes y a la muralla de la ciudad. El segundo día, nuestra ruta en bici acabó justo en el restaurante Degustación Tonneau en la localidad de Le Vivier-Sur-Mer, para probar las ostras tan típicas de la zona, la sopa de marisco de la casa y la sidra bretona.
Esa noche dormimos en Le Magic Hotel en la ciudad de Vitré, con piscina climatizada y situado en pleno centro, muy cerca de la estación de trenes. Cenamos salmón salvaje en el restaurante Odorico, a escasos metros del hotel y cuyo nombre viene de Isidore Odorico, nacido en 1893 en Rennes y famoso por sus creaciones de mosaicos con azulejos. Ya en Rennes comimos en Bretone las famosos y típicas galettes, variante de las crepes, pero hechas con harina de trigo sarraceno; cenamos en Fezi el menú degustación compuesto por 6 platos de autor y la última noche la pasamos en Le Garden Hôtel con denominación eco-responsable. Antes de partir hacia el aeropuerto de Nantes, nos despedimos de Rennes y de Bretaña comiendo en Paris-Brest, en la segunda planta de la estación de tren.
