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Vega nos cuenta que viene de familia deportista.
“Mi padre jugó al balonmano y mi madre al voleibol. Yo probé todos los deportes: tenis, baloncesto, pádel, natación, íbamos a esquiar en Navidades y en Fallas. Mis padres siempre pusieron el deporte en mucho valor. Con el basket comencé en el cole, en tercero de primaria”.
“Empezó a a ser algo más que un juego cuando con 14 años me voy a Barcelona al centro de alto rendimiento. Vieron que tenía mucha proyección. Para mí no fue una decisión muy difícil porque eres muy pequeña, y no acabas de ser consciente de lo que supone ese paso de salir de casa. Pero mis padres sí que fueron muy generosos. Con el tiempo te das cuenta de lo difícil que debió de ser para ellos, les estoy muy agradecida por pensar tanto en mí”.
El siguiente paso fue cruzar el charco.
“Me fui a una Universidad americana becada, quería estudiar y jugar a buen nivel. Sólo estuve un año y volví para firmar mi primer contrato profesional con un equipo de Euroliga. Tenía 19 años”. De carrera destaca: “Mi resilencia para superar dos lesiones de rodilla y jugar tantos años a buen nivel en la Liga Endesa”.
Califica lo suyo con el 3 x3 como:
“Un flechazo. Ni lo conocía, pero desde el primer amistoso me enganchó muchísimo; me cuadraba por mi perfil, me sentía muy cómoda. Se necesitan jugadoras polivalentes, que no rehuyeran el contacto, muy competitivas, que no duden en morder. En el 3x3 no puedes esconderte, por eso yo lo recomiendo para las categorías de niños porque les puede ayudar a dar un paso adelante en su juego”.
Sobre los Juegos, empieza recordando aquel histórico partido de clasificación a Canadá.

“Fue un momento eufórico, con aquel tiro de espaldas volando en el aire, un segundo que se hizo eterno hasta que se vio que entraba”. Ya en París recuerda que: “Ganar a Francia con margen fue clave por la confianza que nos dio. ¿Presión en la final? Ninguna, fue un momento muy chulo, muy dulce, estás ya como en una burbuja, tienes una medalla del color que sea… Jugamos muy bien, lo tuvimos controlado, aunque se nos fue un poquito al final”.
Sobre su día a día, Vega, que ahora no juega ya el 5 contra 5, nos dice:
“Me levanto sobre las 9. Desayuno lo que diga la nutricionista. Un bol de açai con proteína o tostadas con aguacate y salmón y lo que no falta es un café con leche. Y luego toda la suplementación: omega 3, magnesio, vitaminas, hierro, creatina…”
“Empiezo el día con clase de los másteres que estoy haciendo, de gestión deportiva internacional. Luego junto a Lucas, mi entrenador, hago pista una hora y media. Después al gimnasio, dónde trabajo la fuerza. De cara a compenetrarte con las compañeras, tenemos concentraciones de una semana y ya estamos con la mente puesta en el mundial que será en Mongolia a finales de junio”.
“En la comida toca carbohidratos, proteína, verdura, etc., aunque mi preferido es el arroz al horno de mi madre. Luego descanso un poco, me pongo con los trabajos del Máster y algunas tardes voy a recoger a mis sobrinas al cole y paso la tarde con ellas, o voy a ver a mi abuela, o toca una cerveza con las amigas. En verano también me gusta bajar a la pista del Perelló. Cuando ven que estoy por allí, siempre se une más gente”.
“Suelo cenar sobre las 9, ligero (mucha proteína y verde); luego leo o alguna serie y sobre las 11 estoy “muerta matada” para dormir”
Vega nos despide con su reflexión sobre el futuro del 3x3.
“Es más inmediato, dinámico, vistoso…fue la modalidad más vista de todos los Juegos y no dudo de que ha llegado para quedarse”.